Hablar de Pablo Escobar sin hablar del fracaso de la prohibición es estar derrotados

Por: Julian Quintero*

Director ATS

En las últimas semanas el ego de periodistas y medios de comunicación, no les dio para más que intentar descrestar con alguna historia guardada o interacción con Pablo Escobar cuando estuvo vivo, y por eso dejaron de hablar de lo más importante y relevante: Ponerle fin a la guerra contra las drogas que engendró a Pablo Escobar y nos tienen sumidos en la violencia, corrupción y pobreza.

Hay un chiste de mal gusto con el sofá y la infidelidad, y es que un día llegó la esposa a casa y encontró a su esposo siéndole infiel en el sofá, y en vez de tirar por la ventana al marido, lo que hizo fue cambiar de sofá, pues bien, eso es lo que pasa con el tema del Pablo Escobar en los medios de comunicación, a propósito del cumplimiento de los 30 años de su asesinato por parte de la fuerza publica colombiana, y es que nos quedamos hablando de sus horribles actos violentos, pero no hablamos de la situación que lo provocó, del mal que lo engendró: La prohibición de las drogas.

Hablar sobre Pablo Escobar y no hablar del fracaso de la guerra contra las drogas o el fin de la prohibición es ratificar que no hemos superado como sociedad, el trauma de la violencia que Pablo Escobar infringió sobre nosotros, es como si todavía, desde ultratumba y 30 años después de su muerte le tuviéramos miedo y admiración a Pablo Escobar, es como si sintiéramos que los fantasmas de sus sicarios mas perversos nos estuviera apuntando con un arma desde una motocicleta mientras nos dicen, “no puedes hablar de eso”.

La guerra contra las drogas, la ganaron las drogas hace muchos años y es tan contundente esta victoria que la muerte de Pablo Escobar solo ha exacerbado su leyenda, mientras en Colombia exista la prohibición de las drogas no habrá paz, eso lo saben todos los actores del juego y se comenta ampliamente en los pasillos del poder, sin embargo a la hora de dar pasos para eliminar la prohibición todos tienen prevenciones, reservas, miedos, cálculos y eso es lo que hace que Pablo Escobar, la prohibición y el narcotráfico sigan imponiendo su agenda de terror. Todas las narraciones históricas siempre dejan un enaltecimiento desde lo criminal y eso hace que sea tan llamativo y monetizable.

Pablo Escobar es hijo de la prohibición y fue educado por la Guerra contra las Drogas, él es técnicamente un producto de la declaración de guerra contra las drogas de Richard Nixon (Estados Unidos) y el acuerdo mundial de las Naciones Unidas de prohibir las drogas, es allí donde nace, pero fue la violencia ejercida por los estados para imponer la prohibición la que le forjo su carácter y sacó lo más perverso de su personalidad violenta, para defenderse de una sociedad (representada en los militares y poderosos) que en la intimidad consume su producto y se hacen millonarios lavando los ríos de dinero del narcotráfico, pero que públicamente no quería compartir el poder político y los clubes sociales con un tipo sin educación venido desde abajo.

Mientras no regulemos la cocaína, y en general todas las drogas, en narcotráfico, la mafia, Pablo Escobar y su legado seguirán ganando esta guerra por más que intenten asociar su memoria solo con destrucción, muerte, corrupción y violencia. Los mismos medios de comunicación, políticos y fuerza publica que se encargaron de convertirlo en leyenda son culpables de la perdurabilidad de su memoria en la cultura de popular de Colombia. Mientras exista pobreza, exclusión, segregación y falta de oportunidades, el dinero, poder, fama y reconocimiento serán una opción valida para jóvenes que quieren dinero rápido para encajar en la sociedad de consumo como lo han hecho siempre sus mentores narcotraficantes. Es mejor una vida corta e intensa llena de lujos, que una vida larga en la pobreza y la necesidad.

Habrá que esperar una generación que supere el trauma de Escobar y pueda entender este fenómeno social desde una perspectiva distinta al dolor, el odio, prejuicio e ignorancia, mientras tanto, es cada vez más notable el legado cultural de Pablo Escobar y su narc-decó se sigue instalando en el ADN de nuestra sociedad, desde el peinado de alcaldes paisas, los enchapados de marmol, hasta los hipopótamos del magdalena medio, pasando por arquitectura, narcocorridos, la preferencia por el efectivo, el narcocorrido, el narcoturismo, el culto a la voluptuosidad y la abundancia, la narconovela y todo aquellos que toca desde lo popular hasta las élites, así quieran negarlo o nos insulten e indignen cuando se les recordamos su gusto traqueto por algo. Empezar por reconciliarse con el ese legado narcocultural que tenemos es importante para superar el trauma, pero la mayoría no están preparados para esa conversación.

Haber dejado pasar un aniversario más de la muerte de Pablo Escobar sin haber planteado la necesidad de ponerle fin al prohibicionismo y la guerra contra las drogas, fue haber perdido el tiempo y una fecha más para hablar de lo realmente importante, pues no estamos haciendo nada para que el pasado perverso que recordamos no siga ocurriendo en el presente y en el futuro.

Para ampliar esta opinión le invito a leer también: El síndrome de Pablo Escobar, de qué se trata y cómo saber si lo padece.  https://www.acciontecnicasocial.com/el-sindrome-de-pablo-escobar-de-que-se-trata-y-como-saber-si-lo-padece/

 *Es un articulo de opinión que solo corresponde a su autor y no refleja necesariamente la opinión de la Corporación ATS.