En el #DíaMundialSinTabaco se olvidó la educación a cambio de la persecución. La prevención debe ser la prioridad.

 Entre mas dinero recibe el gobierno por impuesto del tabaco menos invierte en su prevención. 

El próximo 31 de mayo se celebra el día mundial sin tabaco, una fecha en la que las entidades de salud como la Organización Mundial de la Salud, la Organización Panamericana de la Salud, el Ministerio de Salud y las organizaciones de la sociedad civil, presentan sus resultados frente al abordaje del consumo de tabaco, estos resultados están casi siempre asociados a la reducción del consumo, el aumento de la edad de inicio y las prohibiciones o restricciones asociadas a la venta y consumo. Sin embargo, el gobierno nacional tiene poco que mostrar y mucho por explicar. 

  • Para controlar el consumo de tabaco en Colombia en los últimos años se ha dejado de lado la prevención, educación, comunicación, formación y concientización del público, para concentrarse en la prohibición y la restricción, estrategia que tiene sus límites o efectos marginales decrecientes en términos de resultados en salud. 
  • En el año 2020 no se realizó ninguna campaña masiva de alto impacto para la prevención del consumo de tabaco por parte del Ministerio de Salud, y en el año 2019 se redujo a un solo comercial de televisión. No hay programas integrales o acciones concretas en el ámbito de la salud o la educación desde el año 2016. 
  • El abordaje del consumo de tabaco, siendo una sustancia psicoactiva con efectos estimulantes y antidepresivos altamente dependiente, está por fuera de todas las políticas públicas para la prevención del consumo de sustancias psicoactivas y es tratada con un régimen especial que la excluye de las innovaciones sociales. A su vez, dicha exclusión no se basa en criterios técnicos sino en una decisión política del Ministerio de Salud, a la cual no se le ha hecho un análisis de impacto regulatorio necesario. 
  • Asimismo, las medidas de control de tabaco parecen no actualizarse o adoptar de manera sustancial nuevas medidas transversales del sector salud en Colombia, como, por ejemplo, los avances de atención integral consagrados en la Ley Estatutaria de Salud o la Política de Participación en Salud de 2017. En el sentido de esta última, existe la oportunidad de que el Ministerio de Salud tenga un diálogo más abierto y constructivo con las organizaciones que representan usuarios y usuarias de tabaco, como ciudadanos claves en la construcción e implementación de las campañas de prevención. 
  • La meta del Plan Decenal de Salud que se cumple el año 2021, de posponer la edad de inicio del consumo de tabaco por encima de los 14 años, ya estaba cumplida desde el año 2008 con el 16.9% según el estudio nacional de consumo de SPA. Por lo que se propuso por 10 años una meta con una línea base confusa y un estancamiento en nuevas metas de salud pública. 
  • Desde el año 2017, el gobierno nacional recibe más de 1 billón de pesos al año en impuestos al Tabaco, pero esto no se ve reflejado en campañas de prevención o atención. Aunque el gobierno recibe más dinero, invierte menos. Mientras en el año 2016 se presupuestaron más de 63mil millones de pesos, en el año 2020 esta suma solo superó los 13mil millones de pesos destinados a Promoción de la Salud (Modos, condiciones y estilos de vida saludables) sin desagregar cuánto dinero fue para abordar el consumo de tabaco o dispositivos electrónicos. 
  • Del total del recaudo en promedio del año 2019, (1.003 billones de pesos) menos del 2% se destinó para la promoción de hábitos de vida saludables, que no abordan de manera focalizada el consumo de tabaco, sino muchos otros comportamientos de riesgo. Es necesario evaluar el costo-efectividad de estas estrategias y hacer un seguimiento que permita actualizar los territorios, los enfoques, las necesidades, las poblaciones clave para la prevención integral y efectiva. 
  • El Ministerio de Salud perdió su vocación preventiva y educativa, para convertirse en una institución netamente restrictiva y reactiva antes las consecuencias derivadas del consumo de tabaco en el país. 

El Ministerio de Salud debe explicar por qué entre más recursos recibe producto del impuesto al tabaco, menos inversión hace en la prevención del consumo. Según información suministrada por Nubia Esperanza Bautista Bautista, Subdirectora de Enfermedades no Transmisibles del Ministerio de Salud, indica que “frente a la evolución de los recaudos a través de los años, se puede evidenciar que entre 2005 y 2016 el recaudo promedio por el impuesto fue COP 424 mil millones. Para 2017 el recaudo incrementó en 35% en comparación con 2016, esto está explicado por el incremento del impuesto realizado a través de la Reforma tributaria de 2016 (Ley 1819). A partir de 2017 y hasta 2019 se observa un incremento en los niveles de recaudos, con un promedio de COP 1,033 millones.” No obstante, frente al aumento en el recaudo de impuestos por tabaco, cuya principal inversión debe ser para la prevención, educación y desarrollo de programas para prevenir el consumo de tabaco, el gobierno ha disminuido a menos ¼ parte de la inversión para temas relacionados y no explícitos como lo muestra el siguiente cuadro también facilitado por el Ministerio de Salud. 

“Los montos reportados para la totalidad de los programas de la subcuenta de salud pública colectiva, la cual especifica los recursos destinados a la Promoción de la salud (modos, condiciones y estilos de vida saludables), Dimensión Vida Saludable y Condiciones no Transmisibles”. 

“Vigencia”                      “Presupuesto definitivo”                      “Recursos Comprometidos” 

“2016”                              “$ 63.175.759.644”                                “$ 59.797.298.472” 

“2017”                             “$ 35.832.954.822”                                “$ 28.969.839.505” 

“2018”                              “$ 50.643.370.262”                               “$ 46.950.521.901” 

“2019”                              “$ 24.798.047.978”                                “$ 23.515.792.180” 

“2020”                               “$ 13.807.663.486”                                “$ 11.880.870.272” 

En el #DiaMundialSinTabaco solicítanos al gobierno nacional que explique por qué entre más dinero recibe de las tabacaleras gracias al aumento de los impuestos en las regulaciones recientes, menos dinero invierte en la prevención de enfermedades no transmisibles, de la mimas manera solicitamos al gobierno que explique cuánto dinero se ha invertido en prevención del consumo de cigarrillos y vaporizadores, así mismo por qué dejaron de adelantarse campañas masivas de alto impacto desde el año 2016 y por que no se realizó ninguna en el año 2020. 

Por otro lado, Colombia en los últimos cinco años se ha concentrado en avanzar en estrategias como el incremento de precios e impuestos para reducir la demanda de tabaco; protección contra la exposición al humo de tabaco; reglamentación de empaquetado y etiquetado de los productos de tabaco y prohibición de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco. Sin embargo, consideramos que se debe actualizar y concentrar más el esfuerzo público en una efectiva prevención, direccionada y diferenciada de acuerdo a las necesidades de diferentes grupos poblacionales y diferentes territorios. 

El Ministerio de Salud y el Ministerio de Educación deben promulgar y formular los programas de capacitación sobre medidas de control de tabaco para profesionales de la salud, trabajadores de la comunidad, asistentes sociales, profesionales de la comunicación, educadores, y responsables de la formación de menores de edad, así como para los servidores públicos en general (art. 7 Ley 1335 de 2009). Por su parte, los gobernadores, alcaldes, secretarías departamentales, distritales y municipales de salud, deberán difundir las medidas mencionadas, realizar actividades de concertación con comunidades para garantizar el cumplimiento de la ley, desarrollar campañas educativas y de desestímulo del consumo de productos de tabaco en las redes de hospitales de su jurisdicción (art. 10). Finalmente, el Gobierno nacional tendrá la responsabilidad de implementar campañas generales para la ciudadanía sobre prevención y cesación del consumo de tabaco (art. 11). 

A pesar de ello, la campaña de prevención de mayor impacto fue “Generación más, somos más sin tabaco”, diseñada en 2012 para público adolescente, a propósito del Día Mundial sin Tabaco. No obstante, es de hace nueve años. La Defensoría del Pueblo en su Informe de seguimiento al cumplimiento del convenio marco de la OMS para el Control del tabaco en Colombia publicado en 2017 “advierte que si bien el Estado colombiano ha avanzado en su deber de prevenir el consumo de tabaco, y esta obligación se ha cumplido principalmente alrededor de campañas publicitarias de alta difusión y programas de capacitación a actores clave, pero requiere una revisión respecto a la efectividad de la actual estrategia de prevención en ambientes escolares”. 

Incluso, hacemos un llamado de urgencia a que el Ministerio de Salud replantee y evalúe la efectividad de los programas de cesación y los servicios de salud relacionados dado que desde 2017 la Defensoría advirtió que el “Estado colombiano no está cumpliendo con su deber estatal de ofrecer de manera suficiente tratamientos de cesación del consumo de tabaco pues, hasta el momento, dicha oferta ha sido desarrollada junto con la rehabilitación del uso de alcohol y drogas ilegales, lo que impide conocer su adecuación y además afronta graves cuestionamientos de respeto a los derechos de los usuarios que han sido denunciados por la sociedad civil”. 

Invitamos y acompañamos al gobierno nacional para que priorice las estrategias de prevención del consumo de cigarrillo y dispositivos electrónicos desde la escuela, la familia y la comunidad en general. Durante los últimos años la prioridad del ministerio han sido las regulaciones a la venta y consumo de tabaco, pero dejar todo el peso en esta estrategia no es suficiente y tiene sus límites, la prevención y la educación deben ser la prioridad.