VAPEAR Y CALENTAR, NO ES FUMAR. ES HORA DE REGULAR.

Una vez más los desarrollos tecnológicos se anticipan a las normas sociales y la prioridad debe ser regular para proteger a los menores de edad de los daños de fumar cigarrillo. Pero también, podemos aprovechar la alternativa que la ciencia ofrece para quienes no quieren o no pueden dejar de fumar, pero desean administrase nicotina con menor daño, mejorando su calidad de vida, y aplicando el enfoque de la reducción de riesgo y daño, en el que el Colombia es pionero en la región.  

Hace dos semanas el informe mundial de la OMS volvía hacer el llamado para que los países continuaran con el cumplimiento de los acuerdos, para la reducción del consumo de cigarrillo como ha venido ocurriendo hasta la fecha, pero además, reforzaba su informe con un duro ataque a los cigarrillos electrónicos porque son “indudablemente dañinos”[1], algo que nadie discute, pero lo que no detalla, que ya ha aceptado en otros espacios, es que el uso de los cigarrillos electrónicos si pueden llegar a ser menos dañinos que fumar.

En el mundo hay cerca de 1.100 millones de fumadores de cigarrillo, y se estima que hay 367 millones de usuarios de dispositivos de administración de nicotina sin combustión; esto ha generado una alerta mundial especialmente por tres razones: la primera que la falta de regulación ha hecho que estén fácilmente al alcance de los menores de edad, lo que puede generar el hábito así no contengan nicotina, como ha pasado con el criticado “JUUL”[2] un vapeador de venta a menores de edad que prendió las alarmas en Estados Unidos. La segunda, que su reciente aparición no permite obtener evidencia de los efectos a mediano y largo plazo de su uso, y la tercera, que la creciente demanda de estos productos ha inundado el mercado de dispositivos y accesorios de mala calidad.

Pero, ¿por qué vapear y calentar nicotina no es fumar?. Cuando se fuma la materia vegetal entra en combustión a más de 800 grados centígrados de temperatura, lo que genera monóxido de carbono, alquitrán y más de 6.000 sustancias toxicas que son inhaladas por las vías respiratorias a través del humo, haciendo contacto con dedos, boca, garganta, pulmones, piel, sangre y todo el cuerpo. Por el contrario, los vapeadores o productos que calientan tabaco, son dispositivos que calientan – no queman- sustancias liquidas o láminas de tabaco a menos de 350 grados centígrados de temperatura, lo que elimina la combustión y todas las consecuencias que se derivan de este proceso y son la principal fuente de toxicidad a la hora de administrarse nicotina.

 

La evidencia no puede ser despreciada.

Tal como lo han anunciado líderes en investigación sobre el control del tabaco, “La combustión del cigarrillo, más que el tabaco o la nicotina, es la causa de un desastre de salud pública. El proceso de combustión produce muchos compuestos tóxicos que no se encuentran en el tabaco sin quemar[3]. Expertos en salud pública e instituciones médicas han reconocido ampliamente que reducir el riesgo del tabaco, a través del consumo de productos que entregan nicotina sin combustión, puede representar una oportunidad en salud pública y sin duda, puede complementar las medidas de control de tabaco existentes. Según la Organización Mundial de la Salud, “si la gran mayoría de fumadores de tabaco que no son capaces de dejar de fumar, ni desean hacerlo, se cambiaran sin demora al uso de una fuente de alternativa de nicotina con riesgos más bajos para la salud, y eventualmente dejan de utilizarlo, esto representaría un logro significativo en la salud pública”[4]. 

Sobre los vaporizadores el departamento de Salud del Reino Unido (2017): indica que “Lo mejor que un fumador puede hacer por su salud es dejar de fumar. Sin embargo, la evidencia es cada vez más clara de que los cigarrillos electrónicos son significativamente menos nocivos para la salud que fumar tabaco. El gobierno buscará apoyar a los consumidores a dejar de fumar y adoptar el uso de productos de nicotina menos dañinos”[5].La Unidad de Prevención del Tabaco del Centro Alemán de Investigación del Cáncer (DKFZ) (2017) dice: “El proceso de combustión genera miles de sustancias, cientos de las cuales se consideran tóxicas o incluso carcinogénicas. Ese potencial de daño no está presente en los cigarrillos electrónicos. También hay consenso internacional que los cigarrillos electrónicos son mercadeados menos dañinos”[6]. El Instituto de Salud Pública de Inglaterra, Acción sobre el tabaquismo y la salud en el Reino Unido, Fundación Británica de Pulmón, Investigación de Cáncer del Reino Unido y Centro de Estudios de Alcohol y Tabaco del Reino Unido (2016) anotan que: “Todos estamos de acuerdo en que los cigarrillos electrónicos son mucho menos dañinos que fumar… Toda la evidencia sugiere que los riesgos de salud planteados por los cigarrillos electrónicos son relativamente pequeños en comparación”[7].

Sobre los dispositivos de calentamiento de tabaco el Instituto de Salud Pública de Inglaterra (2018) dice: “Comparado con los cigarrillos, los productos de tabaco calentado probablemente expongan a los usuarios y transeúntes a bajos niveles de materia particulada y componentes nocivos y potencialmente nocivos. La medida de la reducción encontrada varía entre estudios”[8]. El Comité de Toxicidad del Reino Unido (2017) dice: “Habría una reducción en el riesgo para los fumadores convencionales que decidan usar productos de tabaco calentado en vez de cigarrillos”[9].El Instituto Nacional de Japón (2017) anota que: “Los niveles de concentración de compuestos peligrosos en el vapor de un producto calentado son mucho más bajos que los del cigarrillo combustible”[10].The counterfactual – Clive Bates (2016) indicó que: “Hay muchos datos para mostrar que los productos de tabaco calentado son mucho menos peligrosos que fumar, y es irresponsable para los activistas de salud pública sugerir lo contrario. Si el tabaco se calienta y su nicotina y sabores impartido a un vapor neutro en lugar de quemado, no hay partículas de tabaco humeante para inhalar. Son estos partículas de humo que hacen la mayor parte del daño a la salud”[11].El ASH – Acción sobre el tabaquismo y la salud en el Reino Unido (2016) finaliza diciendo que: “ASH cree, en línea con el Royal College of Physicians, que en interés de salud pública es importante promover el uso de cigarrillos electrónicos, NRT y otros productos de nicotina distintos del tabaco lo más ampliamente posible como un sustituto de fumar en el Reino Unido. El tabaco vaporizado también puede ser sustancialmente menos dañino ya que el tabaco no es quemado para producir humo”[12].

La nicotina es adictiva y los dispositivos eléctricos no son inocuos.

La negación del placer que generan las sustancias psicoactivas, han sido uno de los principales problemas para el abordaje adecuado de sus consecuencias negativas. Las personas que consumen cigarrillo asumen los riesgos y los daños que de este se derivan, pues en la nicotina encuentran una sustancia estimulante con propiedades antidepresivas que produce placer al ser consumida o reducen el displacer cuando hay síndrome de abstinencia, y el placer es lo más parecido neuronalmente a la felicidad. Lo que produce la dependencia al cigarrillo no es la materia vegetal, el tabaco, el humo, el glamour, sino la nicotina, esas sustancia altamente adictiva que se cobra millones de muertes al año por la alta satisfacción que genera.

Como lo deja bien claro la OMS los vaporizadores son “altamente dañinos”, pero nunca son iguales a fumar. La evidencia y literatura científica, académica es bastante clara en las precauciones que se deben tener con estos dispositivos, pues se desconocen los efectos a mediano y largo plazo, estudios preliminares sugieren que en menores de edad el uso de dispositivos electrónicos, aún sin suministrar nicotina, podrían generar dependencia física y psicológica al hábito de “vapear”. La acción de vapear produce un alto impacto en la garganta y los pulmones generando múltiples enfermedades y trastornos a corto y/o mediano plazo.

Urge regular: Proteger a los menores de edad y la reducción de riesgos y daños para fumadores.

Consulta aquí la guia de reducción de riesgo y daño en administración de nicotina. http://www.echelecabeza.com/tabaco-nicotina/

La prohibición absoluta no es regular, la experiencia que han tenido los gobiernos al aumentar impuestos al cigarrillo, limitar la publicidad, eliminar los patrocinios ha tenido un impacto positivo en el descenso del consumo de cigarrillo, así como en la edad de inicio. Estas medidas han sido mucho más efectivas que la prohibición absoluta que solo genera un mercado negro, ilegal, de fácil acceso a para los menores de edad. La regulación debe partir del principio de reconocer que la nicotina es altamente adictiva y dañina para la salud, restringir cualquier situación que pueda inducir al uso o permitir el acceso a los menores de edad y estar dispuesta a evaluar constantemente la evidencia para hacer los ajustes necesarios a la legislación, pero, la regulación también debe reconocer que hay millones de personas que no quieren o no pueden dejar de fumar y que frente a esto es obligación de los gobiernos permitir el acceso a estrategias de reducción de riesgo y daño para mejorar su calidad de vida. Nunca el principio de beneficencia puede estar por enciman de la decisión del paciente y el médico debe valorar la opinión de quien atiende. Cada día que demoremos la regulación, más niños podrán acceder a estos dispositivos y más fumadores perderán la oportunidad de vivir más si no actuamos con evidencia, precaución y pragmatismo.

Así como para los menores de edad debe existir una estricta regulación, para los actuales fumadores puede implementarse la reducción de riesgo y daño, esta categoría es derivada de la “mitigación” que viene de las ingenierías, la cual tiene como objeto realizar acciones menores que minimicen las consecuencias negativas, derivadas de una acción mayor que implica riesgos en su ejecución y daños en sus resultados. Es así como por ejemplo, se usa concreto para canalizar un arroyo que es inevitable que corra y aumente su caudal en temporada de invierno, de la misma manera se exige el uso de cinturón de seguridad para conducir un automóvil que se entiende como una acción de riesgo, y por ejemplo, se distribuyen jeringas a consumidores de drogas para que el daño no se maximice cuando se intercambian jeringas entre personas propensas a la hepatitis, el VIH etc. Los actuales fumadores pueden encontrar en los dispositivos electrónicos una herramienta que minimice los riesgos y daños derivados de su dependencia a la nicotina.

Teniendo en cuenta que los productos de administración de nicotina sin combustión cuentan con especificaciones técnicas únicas, se requiere un marco regulatorio especifico basado en el perfil de riesgo que dichos productos representan. A nivel internacional, países como Polonia, Rusia, Japón, Nueva Zelanda y los miembros de la Unión Europea, entre otros, han creado marcos regulatorios exclusivos para cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado.

Dichas medidas regulatorias han incluido advertencias de salud especiales para productos de tabaco calentado y cigarrillos electrónicos (como es el caso de la Unión Europea), creación de estándares nacionales para productos de tabaco calentado (como es el caso de Rusia), designación de áreas para uso (como es el caso de Japón y Polonia) e información al usuario con instrucciones de uso y almacenamiento en los paquetes de los productos (como es el caso de la Unión Europea), entre otros.

Los calentadores de tabaco no van a reemplazar las acciones de prevención, prohibición, regulación, restricción y cesación que buscan las leyes actuales, por el contrario las van a complementar en la búsqueda de transiciones regresivas para abandonar el consumo y la sustitución hacia otros dispositivos de menor riesgos. Colombia puede ser pionera en esta tarea si buscamos proteger realmente a los menores de edad y posiblemente darle unos años más de vida a los miles de adictos a la nicotina que ya tienen claro que no la van a abandonar.

 

[1]https://www.semana.com/vida-moderna/articulo/oms-afirma-que-os-cigarrillos-electronicos-son-indudablemente-daninos/625871

[2]https://tuvaporizador.com/juul/

[3]Jean-Francois Etter, profesor de salud pública y líder suizo de la investigación sobre el control del tabaco, disponibles haciendo clic acá.

[4]Organización Mundial de la Salud, “Electronic Nicotine Delivery Systems and Electronic Non-Nicotine Delivery Systems (ENDS/ENNDS), Agosto de 2016, disponible haciendo clic acá.

[5]Departamento de Salud del Reino Unido, “Hacia una generación libre de humo: plan de control del tabaco para Inglaterra”, 18 de julio de 2017, disponible haciendo clic acá.

[6]Unidad de Prevención del Tabaco del Centro Alemán de Investigación del Cáncer (DKFZ), “Cigarrillos electrónicos: menos dañinos, pero no seguros: ¿son realmente los cigarrillos electrónicos una opción más saludable?”, 5 de julio de 2017, disponible haciendo clic acá.

[7]Declaración conjunta del Instituto de Salud Pública de Inglaterra, Acción sobre el tabaquismo y la salud en el Reino Unido, Fundación Británica de Pulmón, Investigación de Cáncer del Reino Unido y Centro de Estudios de Alcohol y Tabaco del Reino Unido, Julio de 2016, disponible haciendo clic acá.

[8]Instituto de Salud Pública de Inglaterra, “Evidence review of e-cigarettes and hetaed tobacco products”, 6 de Febrero de 2018, disponible haciendo clic acá.

[9]Comité de Toxicidad del Reino Unido, “Evaluación toxicológica de nuevos productos de calor sin quemaduras”, 11 de diciembre de 2017, disponible haciendo clic acá.

[10]Kanae Bekki, Yohei Inaba, Shigehisa Uchiyama y Naoki Kunugita, “Comparación de productos químicos en el vapor de la corriente principal en cigarrillos con combustión térmica y sin combustión”, Instituto Nacional de Japón, septiembre de 2017, disponible haciendo clic acá.

[11]Clive Bates, “Heat Stick” Safety, The Times, 09 de Abril 2016.

[12]Acción sobre el tabaquismo y la salud en el Reino Unido, “Reacción de ASH a un nuevo producto de calor” 30 de noviembre de 2016, disponible haciendo clic acá.