Cigarrillo tradicional Vs Dispositivos electrónicos sin combustión en la Encuesta Nacional de Consumo 2019

DIFERENCIACIÓN DEL CIGARRILLO TRADICIONAL Y LOS NUEVOS DISPOSITIVOS SIN COMBUSTIÓN EN LA ENCUESTA NACIONAL DE CONSUMO DE SPA 2019. (ECNSPA 2019)

 Mientras que el abrebocas de la Encuesta Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas 2019 (ENCSPA) revela los primeros datos oficiales a nivel nacional sobre consumo de nicotina mediante cigarrillos electrónicos o vapeadores; por el momento, deja muchas dudas sobre la tendencia en el consumo de tabaco, y en general sobre todas las sustancias, dadas sus limitaciones metodológicas que no permiten la comparación con encuestas de otros años. Se espera que así como la Enecuesta ya diferencia entre cigarrillo por combustión y dispositivos electronicos sin combistión, la regulación que se avecina haga lo mismo considerando que según el DANE, estos dispositivos se han convertido en una “Alternativa al consumo de tabaco o cigarrillo tradicional” teniendo como edad de inicio los 23 años

Los dispositivos para administrar nicotina sin combustión llevan poco más de seis años en el país, y mucho se ha especulado sobre su impacto en Colombia. Con la ENCSPA 2019 podemos concluir que aparecen con fuerza en los últimos cinco años al posicionarse como la cuarta sustancia de más uso para 2019.

Por un lado, el 5% de las personas encuestadas declara haber usado cigarrillos electrónicos o vapeadores con nicotina alguna vez en la vida; y, el 0,7% ha usado esta sustancia al menos una vez en el último mes del periodo de referencia de la encuesta, es decir que mientras 2.500.000 personas ya lo han probado al menos alguna vez en la vida, 350.000 lo estan consumiendo de manera regular. Por otro lado, el 33,3% fumaron tabaco alguna vez en su vida y la tasa global de consumo actual o del último mes es del 12.1%, por tanto, poco más de 6 millones de perosonas siguen con sumiendo cigarrillo de manera regular en Colombia, de ellos cerca de 34.000 personas facllecen cada año debido a las complicaciones derivadas del consumo de cigarrillo.

Aunque sobre el tabaco hay datos tanto en la última encuesta nacional realizada en 2013, como en los estudios poblacionales en escolares y en universitarios estas aun no pueden ser comparables con la encuesta del año 2019 porque hubo un cambio de metodología y solo hasta finales del mes de septiembre se logrará hacer esta comparación según lo ajunció el director del DANE Juan Daniel Oviedo al 6 de agosto dìa de la publicación del boletin preliminar de la Encuesta. Por lo tanto, no pueden concluirse tendencias claras ni analizar de manera rigurosa la información por grupos poblacionales, grupos etarios y a nivel territorial. Esta comparabilidad es fundamental para poder guiar de forma acertada políticas públicas, programas y proyectos, por lo que tendremos que esperar la guía anunciada para septiembre de 2020, que permita armonizar las encuestas.

A pesar de lo anterior, una primera aproximación revela que mientras la prevalencia vida de uso de tabaco disminuye cerca de nueve puntos porcentuales, la prevalencia del último mes no alcanza a disminuir ni un punto porcentual.

En este sentido, mientras disminuye el consumo de cigarrillo tradicional, aparecen los nuevos dispositivos de administración de nicotina sin combustión. Como bien ha señalado el Ministerio de Justicia y el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), estos dispositivos se han presentado como una “alternativa al consumo de tabaco o cigarrillo tradicional”. Por lo tanto,es muy probable que una porción significativa de usuarios de cigarrillos electrónicos o vapeadores con nicotina hayan sido fumadores.

El cigarrillo electrónico es un consumo de adultos.

Lo anterior se refuerza a partir de otro de los indicadores relevantes para el análisis y la definición de las políticas sobre consumo de sustancias: la edad de inicio. Los vapeadores y calentadores de tabaco aparecen con una edad de inicio de 23 años, mientras el tabaco se mantiene en cerca de los 17 años. En este sentido, los más jóvenes no están entrando al consumo de nicotina por este medio como no lo han querido hacer creer.

Entre los 18 y los 24 años, el Estudio epidemiológico andino sobre consumo de drogas en la población universitaria de Colombia de 2016 indicó que el 49,9% de los estudiantes declaran haber consumido tabaco alguna vez en la vida, y el porcentaje de universitarios que consumieron tabaco en el último mes fue de 16,8%. En el 2019, la nueva encuesta señala que el 11,9% ha usado dispositivos de administración de nicotina sin combustión alguna vez en su vida y 1,7% en el último mes para el mismo grupo poblacional. Nuevamente insistimos que se requieren datos comparativos temporales y poblacionales para hacer un análisis profundo al respecto.

De acuerdo con Inés Elvira Mejía, asesora en política de drogas y reducción de daños, esto deja ver que los vapeadores están siendo vistos como una medida de menor riesgo y que “los fumadores transitaron allí en un intento por minimizar los riesgos”. Al respecto, uno de los retos en el levantamiento de datos es considerar los cambios de tabaco a los nuevos dispositivos, el consumo dual y el uso exclusivo de cigarrillos electrónicos.

Una regulación diferenciada que recoga la experiencia.

Organizaciones a nivel internacional han dado reconocimientos a Colombia por su efectividad en la disminución del consumo de tabaco. No obstante, la comparabilidad en los datos podría representar una oportunidad para reevaluar el enfoque, la efectividad y la dirección de las medidas implementadas desde el 2009, con la Ley Antitabaco, manteniendo los aciertos y complementando con abordajes innovadores las medidas que ya caducaron su impacto. Asimismo, una oportunidad para abordar de manera diferenciada el tabaco de las nuevas alternativas sin combustión, dados los impactos regulatorios negativos en términos de salud y derechos humanos al equipararlos y enviar mensajes equivocados al público.

De acuerdo con la ComisiónInteramericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) pocos países en América Latina y el Caribe monitorean el uso de cigarrillos electrónicos. En varias ocasiones, la información sobre tendencias de uso en países como Canadá y Estados Unidos se han adoptado como una realidad en el país, guiando el debate y la toma de decisiones. Sin embargo, esto impide regulaciones que respondan a las necesidades y el contexto nacional.

Gran parte de los actores del debate coinciden en que será importante vigilar esta tendencia, incluso en 2019 el Ministerio de Comercio se pronunció frente a las iniciativas de regulación indicando que se requieren datos empíricos por lo que se requieren sistemas de vigilancia para definir los patrones de consumo de tabaco y la prevalencia en jóvenes y adultos.  Considerando tanto la estandarización, la comparabilidad como la regularidad de los datos.

Es evidente la llegada de los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) y los Productos de Tabaco Calentado (PTC); lo que da pie a pensar una regulación diferencial para cigarrillos electrónicos, orientada hacia mayores de edad y la reducción de daños. Los datos permitirán formular e implementar medidas enfocadas en los territorios y grupos etarios de manera diferencial, considerando diferentes enfoques integrales de salud pública, entre la protección de niños, niñas y adolescentes; la prevención del consumo; y la reducción del riesgo y daño.